domingo, 28 de diciembre de 2008

El huertecito de Getsemaní.

Vamos a ver cómo funciona esto.

Me voy a iniciar en esto del blog con una entradita sobre lo del huerto de Getsemaní al que hace referencia Mauricio en su primera escena y al que luego vuelve a hacer referencia (de forma más subrepticia) en la escena con Melchor en su casa. Me refiero a eso de dejar pasar el cáliz...

Jesús ora
A Jesús se le hace presente todo el sufrimiento de la crucifixión. De esto se trata. De amar a pesar de los pesares. Y viene la angustia, el desasosiego, las lágrimas, el desaliento. Experimenta los efectos del pecado en su alma, especialmente la separación de Padre, que es lo más difícil, es un comienzo del descenso a los infiernos que ocurrirá después de la muerte. Es un anonadamiento en su alma. Ha comenzado la Pasión cruenta en su alma. Pero no cede, sigue rezando, y sigue amando la voluntad del Padre que también es la suya, y ama a los hombres todos, que son los causantes de ese dolor.

"Y adelantándose un poco, se postró rostro en tierra mientras oraba diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú"(Mt). Jesús llama a su Padre, con acentos de hijo pequeño, le llama "Abba"(Mc) oración desconocida en otros labios. Él es el Hijo que cumple la voluntad amorosa del Padre. El Padre quiere salvar a los hombres por la línea del máximo amor; y el Hijo quiere esa voluntad que costará tanto dolor. Ese es el precio de la salvación de los hombres: un acto de misericordia que cumple, al tiempo, toda justicia.

Hágase Tu voluntad
Ya muy entrada la noche Cristo se retira durante un tiempo largo, y se repite la oración, la agonía que no puede superar a pesar del consuelo del ángel. Y "de nuevo se apartó por segunda vez y oró diciendo: Padre mío, si no es posible que esto pase sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se apartó una vez más, y oró por tercera vez repitiendo las mismas palabras" (Mt). La insistencia es amor que no cede; es una verdadera pasión en el alma, y también en el cuerpo. Parece un desecho de los hombres, está humillado y parece derrotado; supera una y otra vez la tentación y la oración -vida de su vida- se hace más intensa.

Venga.

1 comentario:

Jose dijo...

Pues no lo entiendo... Me lo vas a tener que explicar con un croquis porque me pierdo... Ya lo hablamos. Un abrazo
gogo